martes, 20 de marzo de 2012

PAULINA


Matute, A.M. (1969). Paulina. Barcelona: Editorial Lumen.

Nadie puede negar que Ana María Matute tiene un estilo muy personal. Su forma de escribir está impregnada de una sensibilidad femenina y hasta maternal que provoca en el lector que se sienta identificado con ella una adhesión que roza la devoción. En algunas de sus obras, el hilo conductor es la imaginación; en otras, la guerra civil, la sociedad de posguerra que le tocó vivir en su adolescencia; pero en ésta en concreto, el hilo conductor es la infancia, la familia, y la vida en un entorno rural. En cierta manera, se trata de un relato autobiográfico. La propia autora cayó gravemente enferma con cuatro años, por lo que, una vez recuperada, su familia la llevó a vivir al pueblo donde se encontraban sus abuelos, en la montaña. Y básicamente es ésta la historia de Paulina.
Paulina es una niña huérfana que, tras vivir gran parte de su infancia con el único familiar cercano que tiene en la ciudad, su prima Susana, cae gravemente enferma. Al recuperarse, el médico opina que el aire de las montañas le ayudará a fortalecerse. Así comienza la historia: un largo viaje en tren, desde la gran ciudad, narrado con una ternura que engancha al lector desde las primeras páginas. Una preciosa descripción del interior de la España pobre, pero acogedora, de la posguerra: un tren desvencijado, un café con leche caliente, las farolas de gas que hacen un ruidito especial… así va narrando el viaje que le lleva a la casa de los abuelos. Una vez allí, Paulina pasará una larga temporada en compañía de todos los habitantes de la casa: los abuelos, los criados que son una parte más de la familia, y hasta un niño muy especial, Nin. Con todos ellos aprenderá lecciones inolvidables, que hablan de la auténtica belleza, de la entrega, de la amistad, de la generosidad.
La trama discurre lenta, pero el lector no se cansa, sino que resulta una auténtica delicia recorrer las páginas y disfrutar de los pequeños sucesos a lo largo de los capítulos. Es un libro apto tanto para jóvenes, como para adultos. Su lenguaje es sencillo y totalmente accesible.
 Ana Isabel Llamas

11 comentarios:

  1. Bonita reseña, Anabel; a veces tenía la sensación de estar leyendo a la propia Ana María Matute. No he leído la obra pero sin duda consigues que a uno le apetezca anotarla entre las lecturas pendientes.

    E. Vares

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  2. Yo también tuve la suerte de leer este libro cuando iba al colegio. Recuerdo que en aquella época me gustó mucho y guardo un bonito recuerdo de el. Ana María Matute siempre con su estilo sencillo pero directo logra cautivar al lector y esta obra es un ejemplo de cómo la buena literatura resulta fundamental para la transmisión de valores. Me gustaría releerlo ahora porque como dices es una obra apta para lectores de todas las edades.

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  3. No tuve oportunidad de leer esta obra pero sin duda, y gracias a tu reseña tan atractiva, pienso meterla en mi mochila de lecturas pendientes y disfrutarla en el verano.

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  4. A mi me ha pasado lo mismo que a Elena. La reseña está tan bien escrita que consigues despertar las ganas de leer el libro. Recreas el ambiente del viaje y, en el momento en que ya estamos viajando y no queremos dejar de hacerlo, lo interrumpes y, entonces, es imposible no ir a buscar el libro. Creo que no te va a resultar muy difícil lograr que tus alumnos lean, pues cualquier obra presentada con intriga y sensibilidad se vuelve atractiva. La infancia, los cambios y el viaje son temas que sin duda pueden interesar a los lectores jóvenes. Muchas obras de Ana María Matute son recomendables para jóvenes y adultos por esa manera particular de mirar y entender la vida que la lleva a crear un mundo propio que es sobre todo infancia. Ella sigue siendo un poco niña y esa es la mejor manera de conectar con los jóvenes.

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  5. Comparto todo lo que dice Ángela. La infancia es ese viaje, esa urgente huida que uno quiere hacer eternamente (como este libro). Esa vuelta a días intensos y emocionantes, a un aroma incierto. A veces nos encontramos con el fracaso de nuestra madurez, el alma cargada de olvido y la ceniza gris del tiempo pasando rauda por la ventanilla. Pero, en cualquier caso, no todo está perdido. En el fondo, en el país de la infancia, decía Julio LLamazares, todos somos extranjeros. Crecer no debe conllevar la renuncia a nuestros sueños. Y tu reseña, frágil, profunda, incandescente, Anabel, así lo demuestra, y me hará viajar al mundo de AM Matute y, claro, al de mi propia infancia. Te lo agradezco.

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  6. Qué bonita reseña y qué buena pinta tiene la novela, Anabel. A mí también me has convencido. Esas tramas con un trasfondo triste y bañado de nostalgia siempre me han cautivado, y también las novelas que envejecen con dignidad y que, décadas después, siguen "enganchando" a lectores de todos los tipos y edades.

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  8. Me gustan las novelas ambientadas en el mundo rural, pero además aquellas que enseñan valores, como el que apuntas de la amistad. Creo que por eso mismo puede ser buena para trabajar en el aula, porque a esas edades los amigos son casi lo más importante para los chavales, y por lo que he leído esta obra muestra un buen ejemplo de ello. A pesar de no ser tan actual, por su temática lo sigue siendo, así que me parece una buena recomendación.

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  9. Aunque este relato nos retrotrae a una época que algo distante en el tiempo para los adolescentes actuales, es una propuesta interesante tanto por los valores que transmite como por la calidad literaria de la narrativa de esta autora.
    Como bien señala Anabel, se trata de una autora con un estilo propio y un universo personal muy característico, en el que predominan determinados personajes y temáticas (la guerra civil, el sufrimiento de los niños o personas desvalidas, la pérdida de los padres, por ejemplo, con constantes en algunas de sus narraciones). La misma Ana María Matute es autora también de diversos relatos y de otras novelas, con un estilo semejante, que pueden ser también lecturas muy recomendables para crear un buen gusto literario en los alumnos.

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  10. Muy buena reseña Anabel, enhorabuena.

    Hablas de valores, de familia, de historia, del mundo rural, de paisajes, de nostalgia, de recuerdos, de las cosas pequeñas y cotidianas... Una bonita mezcla para acercarse a una lectura.

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  11. Estoy de acuerdo con todo lo que habéis dicho. Ana María Matute siempre es una apuesta segura. El tema de la infancia aparece en muchas de sus novelas, siempre con un aire de nostalgia, a la vez triste y dulce. Eso puede conectar con los jóvenes, que están dejando de ser niños, pero que a la vez pueden tener miedo de convertirse en adultos.

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